lunes, 30 de marzo de 2009


30_03_09 (una fecha en escala de 3)
Hoy alguien dejó una carta en capulí me parece interesante debatir:

  ¿capulí mauricio terapeuta?.

No es de gratis que un árbol esté sembrado en un coche de supermercado, me parece que tiene mas peso el contenido simbólico que el formal o performático de la obra. En éste caso el proceso da la forma de lo que entiendo como obra de arte. 
Creo también que el lugar tiene mucho que decir, si capulí mauricio estuviera en el supermaxi alguien lo compraría. Pero está en una universidad de postgrados en estudios sociales. En esta misma universidad hay una galería de arte contemporáneo y tampoco está en ese espacio, ni pretende estar, no creo necesario poner una cédula en la pared más cercana al capu que diga: "capulí mauricio" 2008-2010, técnica mixta, dimensiones variables, autor david jara.
Jamas pensaría botar al capu a la basura, nunca lo pensé, me sorprenden las afirmaciones de esta carta, pero lo que me parece importante es esa dinámica de si es tratado como un ser vivo o como un sujeto. En todos los pisos, en la biblioteca, en el bar y casi todas las oficinas de éste edificio hay plantas enormes en maceteros pequeños, estoy seguro que ninguna tiene nombre propio. 
La única planta que recuerdo ser tratada como sujeto es una planta carnívora alienígena que bebe sangre humana (ver link)

La carta no tiene firma, escrito en color verde y en forma de árbol dice:
"Soy capulí Mauricio estoy en esta universidad por que dicen que así daré buenos frutos, aunque en vez de un campus necesito el campo, allí crecería fuerte como un roble; Aquí solo soy una plantita sobre un coche, tirado por un muchacho, que cree o quiere ser yo, él me lleva a clases, me pone en la cafetería, me deja junto al guardia.
¿Espectáculo, naturaleza v.s. leyes de mercado?
La cosa es que la universidad me aburre.
Tengo profesores y compañeras que tienen dos ojos una nariz u una boca, no se parecen a mis amigos en el campo, allá hasta los fresnos son dulces y naturales, no se diga las capulías, muchachas espigadas, de piernas fuertes y amables que lucen cabellos alborotados llamando la atención de cuervos y colibríes.
No me gusta la universidad, no sé que hago aquí: ¿ayudo al muchacho o me ayuda?
Lo peor es que está convencido de que un capulí en un coche de supermercado es el símbolo de los tiempos, ni siquiera percibe que soy un pretexto para que siga con su antropología visual, pobre muchacho, desgraciado yo que cuando me bajen de este coche seré imágenes en movimiento que fueron a dar en una aula virtual aunque mi cuerpo de tierno capulí vaya a dar en el coche de la basura sin remordimiento del muchacho o profesor alguno."

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